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Observaciones de una peruana en India

  • Foto del escritor: Luna Marti
    Luna Marti
  • 24 may 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 26 may 2024

20 Diciembre 2023




Ya pasaron casi dos semanas desde que arribé a India y mi perspectiva va cambiado. Lo que me incomoda: el tráfico, la mirada de la gente y la suciedad en las calles. He elegido colocarme ropas más cubiertas y protegidas para que los hombres dejen de mirarme; sin embargo igual me siento observada, juzgada, acosada. Camino con la mirada fija en el piso, que no es natural para mi. Pero es parte de la adaptación. Tengo cuidado por donde voy y como es mi comportamiento con los demás. No puedo sonreírle a todo el mundo como lo hacía en Varsovia o en Paraty. Acá quiero pasar desapercibida, esconderme, aunque sé que es imposible. 


A pesar de todo, me gusta lo que puedo descubrir en este país. India es grotesca belleza: una magia que no puede ser descrita en unas cuantas palabras. Culturas antiguas, modernas y diversas conviven en el pequeño pueblo de Arambol. De camino a la playa me cruzo con un sin fin de estímulos y me convierto en la protagonista de una película. La arena se transforma en una alfombra. Las casas son pinturas. Todo es una pieza de arte. Los adornos de flores naranjas y amarillas colgando sobre las puertas de las casas cautivan mi mirada, al igual que las macetas con flores muertas; la hierba creciendo sobre los cementos; las vacas buscando comida como si fueran perros callejeros. Todo eso mezclado con la belleza de la vestimenta de las indias. Su joyería intrincada, dorada, que cuelga de los rostros de las mujeres. Sus bindis (puntos rojos) al centro de sus frentes. Sus saris coloridos adornan como brillantinas las calles. Me convierto en una niña sumergida en una feria, admirando la belleza auténtica de un nuevo país.


India me recuerda a Perú, a pesar de los 16 mil kilómetros que nos separan. Acá todas son comunidades originarias, con años de tradicion en sus pieles oscuras. La gente también tiene ojos reacios, miradas profundas, que retratan espíritus que luchan por la felicidad a pesar de las dificultades. Al igual que en Perú, en India hay un conocimiento milenario que traspasa la modernidad y el capitalismo, por eso, mientras camino por las calles de Arambol - aunque sea una zona turística - se siente como si el alma regresaría en el tiempo unos cincuenta años.

A diferencia de Perú, India es un país principalmente masculino (51% de la poblacion). Los negocios turísticos, por ejemplo, son administrados por hombres. En India los hombres son quienes limpian y venden en las tiendas, cocinan en los restuarantes y administran el dinero. Las mujeres, por su lado, son únicamente esposas y cuidadoras del hogar familiar. Hasta ahora solo he tenido oportunidad de conversar con las mujeres que ofrecen artesania en la playa pero no hablan mucho inglés. Las mujeres son timidas y desconfiadas, mientras que los hombres abiertos, te invitan a salir e, inclusive, coquetos.


Algo que también me llama la atención es la forma en que las mujeres se visten: a pesar del calor (30 grados) están casi completamente cubiertas por una manta (sari) que las envuelve. La barriga puede estar expuesta pero las rodillas y los hombros nunca. Sus ropas son coloridas y llaman mucho la atencion. Creo que una manera de demostrar su femeneidad es la eleccion de colores intensos (rosada, rojo y amarillo, de preferencia). Aunque sus curvas están cubiertas, las indian saben cómo brillar: utilizan joyeria de oro para demostrar su estado civil y/o estatus social. Todas llevan un arete en el lado izquierdo de la nariz, por ejemplo, y collares, pulseras y otros pendientes dorados que despiertan interés del extranjero. 


Últimamente he estado pensando en las mujeres de las sierras de Perú, que aunque no adornan sus cuerpos con joyas, tienen otras formas de comunicar su identidad y estatus social/cultural/económico. En Perú, la forma de las trenzas, la elección de los colores en las faldas, sombreros y zapatos comunican la procedencia y el estado de la persona.


Toda esta experiencia me invita a reflexionar sobre las diferentes maneras en que tenemos para comunicar nuestra identidad a nivel físico, y también me hace recordar en que no solo soy yo la que se siente observada y juzgada por los locales, sino que también soy yo la que tiene un ojo critico sobre la realidad que estoy pisando. La experiencia es de ambos lados. Me pregunto ¿qué escribiría una mujer india de 33 años sobre las vestimentas de las mujeres turistas?


Creo que el hecho de adornar nuestros cuerpos es también una decisión de supervivencia y resistencia ante una ideología conservadora y machista que pretende anular nuestra feminidad. Siempre hay manera de comunicar y celebrar nuestra belleza, ya sea con una trenza, un arete, saris coloridos o sombreros andinos.



 
 
 

7 Comments

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Guest
Jun 30, 2024
Rated 5 out of 5 stars.

Interested Luna!!

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Guest
Jun 09, 2024
Rated 5 out of 5 stars.

!!Magníficamente escrito!!...Tu reflexión acerca de las formas como las mujeres indias expresan su femineidad, me parece reveladora...


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Guest
May 31, 2024
Rated 5 out of 5 stars.

Hermoso.

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Guest
May 26, 2024
Rated 5 out of 5 stars.

Amo que sigas viajando 😍

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Guest
May 26, 2024

Viajar para conocer el mundo y transmitir tus experiencias es lo valioso. Nos permites disfrutar a través de tus palabras. Gracias por esa mirada abierta a lo que observas.

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